Logopedia: "nuestros bebés se comunican desde el momento en el que llegan al mundo"

6 DE MARZO. DÍA INTERNACIONAL DE LA LOGOPEDIA

Buenos días, Bicos nació como una pequeña tienda de barrio pero con el espíritu de acompañar a las familias en el proceso del crecimiento de sus peques. Con este primer articulo divulgativo, centrado en la logopedia, queremos trasladaros temas de relevancia en la educación y crianza que puedan serviros de ayuda o como fuente de información, siempre a través de especialistas en cada una de las materias de las que hablemos.

 

Comenzamos hoy con la logopedia por ser su día marcado en el calendario pero también por la importancia que tiene en todas las etapas evolutivas de los/las menores ya que su trabajo comienza desde que nace el bebé hasta que es un adulto o una persona de la tercera edad.

 

La logopedia es la disciplina que engloba el estudio, prevención, detección, evaluación, diagnóstico y tratamiento (rehabilitador o habilitador) de los trastornos de la comunicación, el lenguaje, el habla, la voz, la audición y las funciones orales asociadas como son la respiración, masticación y deglución, tanto en población infantil (desde recién nacidos prematuros o a término) como en adultos en cualquier etapa de su vida.

 

Esta amplitud dentro de este campo hace que muchas familias desconozcan el trabajo real que hay en la consulta del/la logopeda. Para intentar resolver algunas de estas dudas hemos hablado con Iris Pérez Cotarelo, logopeda en activo.

 

 

  • Se tiende a asociar la idea del logopeda con problemas en la pronunciación del niño/a, ¿cuánto de cierto hay en ello?

 

En general, nuestro trabajo es bastante desconocido, muchas personas no saben qué hacemos y otra gran mayoría nos conoce por “los de la R”.

Sí que es cierto que las dificultades en la articulación de fonemas (trastorno de los sonidos del habla) son bastante habituales pero nuestro campo de actuación es muchísimo más amplio.

 

  • ¿Qué otros problemas se trabajan en consulta?

 

Los casos que vemos dependen del tipo de consulta en la que trabajemos o el tipo de formación que tengamos, ya que no se ven los mismos casos si trabajas en una asociación dedaño cerebral, un geriátrico, un hospital, una unidad de atención temprana o una clínica privada.

Pero quizás lo más habitual (al menos en nuestra clínica) sean las dificultades de lectoescritura, los trastornos del espectro autista (TEA), trastornos del desarrollo del lenguaje (TDL antes llamado TEL), desequilibrios orofaciales (respiración oral, mordidas abiertas, deglución atípica…) y deterioro cognitivo. Aunque actualmente mis compañeras y yo tenemos gran variedad de casos.

 

  • En muchos centros educativos cuentan con esta figura en plantilla, ¿cómo se complementa su trabajo desde la consulta externa?

 

La logopedia es una profesión sanitaria con un enfoque clínico, por lo que nuestra figura no forma parte de los centros educativos (salvo en algunos centros privados). El profesional que existe en los centros educativos (y desgraciadamente no en todos) es el maestro de audición y lenguaje, cuya formación y por tanto enfoque es puramente educativo, abordando las dificultades de los alumnos que incidan en lo curricular y formativo. Aunque en algunas ocasiones nuestras funciones parece que puedan solaparse (incluso algunos profesionales tienen ambas formaciones), somos figuras diferentes y complementarias que nos apoyamos entre nosotros pero que en ningún caso debemos prescindir de uno por contar con el otro.

 

  •  ¿Qué pueden hacer las familias para ayudar desde casa?

 

Lo primero de todo, ocuparnos pero no preocuparnos. Actuar desde la calma y consultar con un profesional y si no nos convence esa respuesta, pedir una segunda o tercera opinión. En ocasiones, los profesionales que tratan con nuestros peques no le dan la importancia que tiene a según qué cosas (el famoso “ya hablará…” o abandonar la lactancia materna por un agarre ineficaz y/o frenillo lingual) y no aprovechamos un tiempo valioso para estimular. 

No perdemos nada por acudir a una valoración logopédica (las primeras visitas no suelen tener coste) y en ella sabremos si es necesario intervenir o si con unas pautas para la familia sería suficiente. Los logopedas no siempre intervenimos pero siempre orientamos, aconsejamos, enseñamos y acompañamos.

Y algo que para mí es fundamental, es jugar. Independientemente de la edad del paciente, el juego es la mejor estrategia que tenemos para conseguir cualquiera de nuestros objetivos, tanto a nivel cognitivo y emocional como a nivel de lenguaje y comunicación.

 

  • Un área que trabajáis mucho es el de la comunicación (más allá de la voz o de la pronunciación), ¿cuáles son los principales aspectos que se trabajan para ayudar a las personas a expresarse mejor?

 

Depende un poquito del caso, en ocasiones las dificultades de comunicación se limitan a trastornos articulatorios, ya sea en niños o adultos. Sin embargo, en otro tipo de trastornos, existe lenguaje pero el paciente no sabe cómo usarlo (pragmática). Otras veces, el lenguaje oral no es posible y debemos implementar sistemas alternativos de comunicación, como signos o imágenes (llamados pictogramas y que se usan mediante intercambio o con tableros de comunicación en papel o tablets). En casos en los que el lenguaje desaparece de forma brusca (por ejemplo tras un ictus) debemos intentar desbloquearlo y ayudar al paciente a buscar estrategias para poder expresarse ya que no siempre puede recuperarse ese lenguaje oral. 

La comunicación va mucho más allá, no es solo hablar.

 

  • He leído que los centro de Atención Temprana cada vez atienden a más niñ@s, ¿se debe a que se detectan antes los problemas o a una mejora de la red de centros?

 

Me encantaría decirte que se debe a la cantidad de recursos disponibles, pero no es el caso. Faltan recursos en la sanidad y en la educación públicas. El número de logopedas en la sanidad pública es irrisorio, por ejemplo, el hospital San Agustín ni siquiera dispone de servicio de logopedia. En los centros educativos, los niños no tienen todos los apoyos que necesitarían…

Es cierto que se detectan antes muchos casos, gracias a que cada vez existe más acceso a la información y formación para las familias y profesionales. Últimamente se están desterrando muchos mitos en beneficio de nuestros peques y se actúa de manera más eficaz, aunque aún nos queda un largo recorrido. 

Además, dado que en muchos casos trabajamos en coordinación con otros muchos profesionales (psicólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, pedagogos, maestros de AL, odontólogos y odontopediatras, neurólogos…) nuestra figura ha ido adquiriendo más valor y en caso de sospecha las derivaciones son mucho más rápidas y sencillas.

 

  • Vuestro trabajo muchas veces se asocia con etapas tempranas como la infantil pero, cuando hablamos de comunicación o expresión también puede ayudar mucho a los adultos, ¿no? 

 

Muchos de los trastornos o patologías que nos encontramos en la infancia, permanecen a lo largo de su vida, como en el caso del TEA, de síndromes genéticos, parálisis cerebral, etc. Otras veces, el trastorno aparece en la edad adulta como en casos de disfonías por mal uso vocal, laringuectomizados (personas a las que se les ha extirpado la laringe debido a un cáncer), accidentes cerebrovasculares como el ictus, traumatismos craneoencefálicos, enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis y el parkinson o el deterioro cognitivo como el alzheimer y las demencias. 

Al existir tanta variedad, es complicado generalizar. Hay veces en las que solo debemos rehabilitar la voz y el trabajo será puramente vocal. Otras, debemos buscar y enseñar a utilizar el método alternativo de comunicación más adecuado para ese paciente en concreto y sus necesidades específicas. En otras dotar de estrategias para adaptarse a la nueva situación.

 

  • Siguiendo con la etapa adulta, he leído artículos en los que dicen que es bueno trabajar también con personas que padecen trastornos neurológicos como demencias, alzheimer o han tenido un ictus, ¿en qué sentido se puede trabajar con ellos/ellas?

 

Con este tipo de pacientes la intervención es vital. En muchos casos tras un ictus no quedan muchas secuelas o no se encuentra afectado el lenguaje, sin embargo, hay ocasiones en las que el lenguaje desaparece por completo, existe lenguaje expresivo (a veces sin sentido) y no hay comprensión o viceversa. Otras veces, se afecta la zona que controla los músculos y estructuras que intervienen en la deglución (no somos capaces a tragar de manera segura y adecuada) que puede llevar a que existan aspiraciones de comida o saliva a los pulmones y el paciente debe ser alimentado por sonda, por lo que debemos rehabilitar esas funciones para recuperar la alimentación oral o al menos para evitar las aspiraciones de saliva.

En cuanto a las demencias, según el caso, trabajamos para la recuperación de esas áreas deterioradas o para evitar que la enfermedad avance de manera rápida y ralentizar así sus efectos.

  

 

Gracias a la experiencia en consulta de Iris, trabajando con peques de diferentes edades, os dejamos algunos consejos para detectar cuando “algo no va bien” y poder prevenir:

 

-Podemos ayudar a detectar dificultades en la lactancia, ya que si existen desequilibrios en las estructuras (como frenillo lingual) es probable que aparezcan dificultades tanto en la lactancia, como en la posterior deglución y articulación. 
-Hacer un correcto uso del chupete eligiendo el modelo menos perjudicial y retirándolo antes de los 18 meses, entre otras cosas. 
-Lo importante es observar a nuestros peques y ofrecerles un buen modelo lingüístico, observar cómo se desenvuelve con su entorno, si presta atención a los sonidos de su alrededor, si reacciona a diferentes voces, qué tipo de juego desarrolla (el juego simbólico es maravilloso, alejémonos de las pantallas antes de los 2 años), la posición de su boca y lengua cuando duerme, su patrón respiratorio así como los sonidos que emite y cómo los emite.
-Hay ocasiones en las que los niños tienen la llamada “lengua de trapo” y a ojos del adulto es algo gracioso, pero un niño con 4 años ya debe dominar casi todos los fonemas salvo la /r/.

 

Uno de los temores que suele asaltar a las familias es el momento de desarrollar el habla en los bebés. ¿Cuándo debe decir sus primeras palabras?¿Cuándo puede ser un problema que el/la peque no hablen?

Según nos explica la logopeda “nuestros bebés se comunican desde el momento en el que llegan al mundo y, aunque, los temores suelen relacionarse con el lenguaje productivo, la comunicación es tanto la producción como la comprensión del lenguaje. Cada niño es un mundo y el momento en el que emite sus primeras palabras dependerá de diversos factores como su nivel de desarrollo, el nivel de estimulación que tenga, su contexto familiar y/o social, etc. “. 

 

Aunque cada caso debe analizarse de manera individualizada os dejamos algunas claves sobre cada una de las etapas:

 

  • Entre los 2 y 4 meses aparece en el bebé el prebalbuceo y empieza a emitir algunos ruiditos y gorjeos. A partir de los cuatro meses este prebalbuceo aumenta emitiendo más vocalizaciones (ruidos más reconocibles) que se mantienen durante más tiempo y ocurren de manera más habitual. 
  • Alrededor de los 6 meses aparece el balbuceo, emitiendo sílabas reconocibles y duplicándolas (bababa, papa, mamamama…). En este momento busca la fuente del sonido que le llega, reacciona a voces familiares, incluso respeta los turnos de conversación con el adulto.
  •  En torno a los 12 meses empieza a emitir palabras reconocibles y con significado, empieza a repetir palabras (aunque no lo haga bien) y responde a preguntas sencillas de forma oral o gestual. 
  • Sobre los 18 meses manejan unas 20 palabras (aunque no las produzca de forma correcta).
  • Alrededor de los 2 años, maneja unas 50 palabras y realiza frases combinando dos palabras. Comprende órdenes sencillas y es consciente de que el lenguaje es una herramienta.

Como ya se ha comentado anteriormente, esto es solo una guía para orientarnos, “no debemos obsesionarnos, pero si observar y en caso de duda consultar a un profesional”, explica Iris Pérez.

 

Espero que este primer artículo os resulte interesante y si tenéis dudas podéis dejárnoslas en los comentarios y se las trasladaremos a la experta para que pueda ayudaros.

 

¡Muchos bicos!

4Comentarios

    • Avatar
      Ana maria
      Mar 7, 2021

      Un artículo muy interesante. Pero tiene un error. En la escuela pública si hay logopedas y personal de apoyo.

      • Avatar
        Alberto
        Mar 9, 2021

        Siento decirle que el error es suyo, la figura del logopeda no está presente en la educación pública ya que es una profesión sanitaria.

      • Avatar
        Iris Pérez
        Mar 9, 2021

        Hola!
        Como comento en el artículo los logopedas somos profesionales sanitarios por lo que no podemos acceder al ámbito educativo. En la escuela pública existe la figura del Maestro de Audición y Lenguaje que, en muchas ocasiones, además de contar con su formación de magisterio (educativa) también tiene formación en logopedia (sanitaria) pero las funciones a ejercer dentro del contexto escuela son las propias de un maestro de Al. Siempre ha habido confusiones en este sentido, pero la realidad a día de hoy es esta.
        En cuanto a los apoyos, claro que existen, pero en este momento en muchos centros resulta insuficiente debido a las altas ratios o a que algunos profesionales ejercen de manera itinerante en varios centros.

    • Avatar
      Lucia
      Mar 9, 2021

      Muy interesante. Estoy deseando leer el siguiente!!!

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